Solemne Triduo – Día Segundo

Hoy, viernes 19 de marzo, Festividad de San José, continúa el Solemne Triduo en Honor y Gloria a Nuestro Padre Jesús Nazareno, tal y como disponen nuestras reglas. Difundimos el Ejercicio del Triduo a través de la página web y de los perfiles oficiales de la Hermandad en las redes sociales, así como en el WhatsApp de la corporación. A partir de las 20:00 horas todos los hermanos, fieles y devotos del Señor tenemos una cita para unirnos en oración. AD IESVM PER SVAM CRVCEM.

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Solemne Triduo – Día Segundo

Solemne Triduo – Día Primero

Hoy, jueves 18 de marzo, comienza el Solemne Triduo en Honor y Gloria a Nuestro Padre Jesús Nazareno, tal y como disponen nuestras reglas. Desde hoy, y hasta el sábado 20, difundiremos el Ejercicio del Triduo a través de la página web y de los perfiles oficiales de la Hermandad en las redes sociales, así como en el WhatsApp de la corporación. A partir de las 20:00 horas todos los hermanos, fieles y devotos del Señor tenemos una cita para unirnos en oración. AD IESVM PER SVAM CRVCEM.

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Solemne Triduo – Día Primero

Solemne Triduo y Función

La Antigua y Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima del Amparo en su Gracia y Esperanza celebrará su Solemne Triduo los días 18, 19 y 20 de marzo a las 20:00 horas en la Parroquia de San Pedro Apóstol. El 21 de marzo, Domingo de Pasión, a las 13:00 horas, tendrá lugar la Solemne Función.

Jura de Reglas

Informamos a todos nuestros hermanos, y en especial a aquellos que estaban llamados a jurar reglas de nuestra Hermandad después de la Solemne Función Principal de Instituto el próximo domingo 21 de marzo, que el acto de la jura de reglas que aplazado ante la imposibilidad de poder llevar a cabo el mismo como tradicionalmente se venía desarrollando. Según la evolución de la pandemia y de las restricciones sanitarias en los lugares de culto dicho acto podrá adelantarse a antes de la próxima Cuaresma. Agradecemos a todos los hermanos su compresión ante las distintas medidas que la Junta de Gobierno de la Hermandad va adoptando con el fin de seguir rigurosamente las normativas y medidas sanitarias vigentes en cada momento.

Flores para los Cultos

La Hermandad pone en marcha la campaña de donativos para sufragar el exorno floral del Señor durante el Solemne Triduo. Desde aquí, animamos e invitamos a todos los hermanos y fieles devotos, cuya situación económica se lo permita, a que colaboren. Para ello, puedes seguir cualquiera de los siguientes cauces: Ingreso en la Cuenta de la Hermandad, especificando en el concepto Cultos 2021, en el siguiente número: ES29 0049 4907 2722 1743 4210. A través de Bizum: 615079345 (Concepto: Cultos 2021). Tesorería: con una simple llamada al 696 811 693 puedes indicar que te carguen un recibo en la cuenta. En la Floristería Loli: Calle Ruiz Morote 16, o a través de su teléfono 926 254 854.

Boletín – Hoja Informativa

Informamos que ya tenéis disponible en nuestra página web, en el apartado de Comunicación, el boletín de esta Cuaresma 2021 en su edición digital. Próximamente los hermanos lo recibirán en sus domicilios. Esperamos que sea de vuestro agrado y que lo disfrutéis.

Cuaresma

Hoy comienza la Cuaresma. Damos comienzo un tiempo de oración, penitencia y ayuno que sirve como preparación para la Pascua. La imposición de la ceniza, como símbolo de muerte y humildad, le recuerda al cristiano su origen y su fin. “Pulvis est et in pulverem reverteris”. Hoy se celebra Santa Eucaristía en la Parroquia de San Pedro con imposición de ceniza a las siguientes horas: 12:00, 19:00 y 20:00 horas. También habrá un acto de imposición de la ceniza para niños y quienes quieran asistir, sin misa, a las 18:00 horas. El aforo se sigue manteniendo en la parroquia al 40%.

Mensaje del papa Francisco para la Cuaresma 2021

«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén…» (Mt 20,18). Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad.

Queridos hermanos y hermanas: Cuando Jesús anuncia a sus discípulos su pasión, muerte y resurrección, para cumplir con la voluntad del Padre, les revela el sentido profundo de su misión y los exhorta a asociarse a ella, para la salvación del mundo. Recorriendo el camino cuaresmal, que nos conducirá a las celebraciones pascuales, recordemos a Aquel que «se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz» (Flp 2,8). En este tiempo de conversión renovemos nuestra fe, saciemos nuestra sed con el “agua viva” de la esperanza y recibamos con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo. En la noche de Pascua renovaremos las promesas de nuestro Bautismo, para renacer como hombres y mujeres nuevos, gracias a la obra del Espíritu Santo. Sin embargo, el itinerario de la Cuaresma, al igual que todo el camino cristiano, ya está bajo la luz de la Resurrección, que anima los sentimientos, las actitudes y las decisiones de quien desea seguir a Cristo. El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6,1-18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión.

La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante. 1. La fe nos llama a acoger la Verdad y a ser testigos, ante Dios y ante nuestros hermanos y hermanas. En este tiempo de Cuaresma, acoger y vivir la Verdad que se manifestó en Cristo significa ante todo dejarse alcanzar por la Palabra de Dios, que la Iglesia nos transmite de generación en generación. Esta Verdad no es una construcción del intelecto, destinada a pocas mentes elegidas, superiores o ilustres, sino que es un mensaje que recibimos y podemos comprender gracias a la inteligencia del corazón, abierto a la grandeza de Dios que nos ama antes de que nosotros mismos seamos conscientes de ello.

Esta Verdad es Cristo mismo que, asumiendo plenamente nuestra humanidad, se hizo Camino —exigente pero abierto a todos— que lleva a la plenitud de la Vida. El ayuno vivido como experiencia de privación, para quienes lo viven con sencillez de corazón lleva a descubrir de nuevo el don de Dios y a comprender nuestra realidad de criaturas que, a su imagen y semejanza, encuentran en Él su cumplimiento. Haciendo la experiencia de una pobreza aceptada, quien ayuna se hace pobre con los pobres y “acumula” la riqueza del amor recibido y compartido. Así entendido y puesto en práctica, el ayuno contribuye a amar a Dios y al prójimo en cuanto, como nos enseña santo Tomás de Aquino, el amor es un movimiento que centra la atención en el otro considerándolo como uno consigo mismo (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 93).

La Cuaresma es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle “poner su morada” en nosotros (cf. Jn 14,23). Ayunar significa liberar nuestra existencia de todo lo que estorba, incluso de la saturación de informaciones —verdaderas o falsas— y productos de consumo, para abrir las puertas de nuestro corazón a Aquel que viene a nosotros pobre de todo, pero «lleno de gracia y de verdad» (Jn 1,14): el Hijo de Dios Salvador. 2. La esperanza como “agua viva” que nos permite continuar nuestro camino La samaritana, a quien Jesús pide que le dé de beber junto al pozo, no comprende cuando Él le dice que podría ofrecerle un «agua viva» (Jn 4,10).

Al principio, naturalmente, ella piensa en el agua material, mientras que Jesús se refiere al Espíritu Santo, aquel que Él dará en abundancia en el Misterio pascual y que infunde en nosotros la esperanza que no defrauda. Al anunciar su pasión y muerte Jesús ya anuncia la esperanza, cuando dice: «Y al tercer día resucitará» (Mt 20,19). Jesús nos habla del futuro que la misericordia del Padre ha abierto de par en par. Esperar con Él y gracias a Él quiere decir creer que la historia no termina con nuestros errores, nuestras violencias e injusticias, ni con el pecado que crucifica al Amor. Significa saciarnos del perdón del Padre en su Corazón abierto.

En el actual contexto de preocupación en el que vivimos y en el que todo parece frágil e incierto, hablar de esperanza podría parecer una provocación. El tiempo de Cuaresma está hecho para esperar, para volver a dirigir la mirada a la paciencia de Dios, que sigue cuidando de su Creación, mientras que nosotros a menudo la maltratamos (cf. Carta enc. Laudato si’, 32-33;43-44). Es esperanza en la reconciliación, a la que san Pablo nos exhorta con pasión: «Os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Co 5,20). Al recibir el perdón, en el Sacramento que está en el corazón de nuestro proceso de conversión, también nosotros nos convertimos en difusores del perdón: al haberlo acogido nosotros, podemos ofrecerlo, siendo capaces de vivir un diálogo atento y adoptando un comportamiento que conforte a quien se encuentra herido. El perdón de Dios, también mediante nuestras palabras y gestos, permite vivir una Pascua de fraternidad.

En la Cuaresma, estemos más atentos a «decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan», en lugar de «palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian» (Carta enc. Fratelli tutti [FT], 223). A veces, para dar esperanza, es suficiente con ser «una persona amable, que deja a un lado sus ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir una palabra que estimule, para posibilitar un espacio de escucha en medio de tanta indiferencia» (ibíd., 224). En el recogimiento y el silencio de la oración, se nos da la esperanza como inspiración y luz interior, que ilumina los desafíos y las decisiones de nuestra misión: por esto es fundamental recogerse en oración (cf. Mt 6,6) y encontrar, en la intimidad, al Padre de la ternura. Vivir una Cuaresma con esperanza significa sentir que, en Jesucristo, somos testigos del tiempo nuevo, en el que Dios “hace nuevas todas las cosas” (cf. Ap 21,1-6). Significa recibir la esperanza de Cristo que entrega su vida en la cruz y que Dios resucita al tercer día, “dispuestos siempre para dar explicación a todo el que nos pida una razón de nuestra esperanza” (cf. 1 P 3,15). 3. La caridad, vivida tras las huellas de Cristo, mostrando atención y compasión por cada persona, es la expresión más alta de nuestra fe y nuestra esperanza. La caridad se alegra de ver que el otro crece. Por este motivo, sufre cuando el otro está angustiado: solo, enfermo, sin hogar, despreciado, en situación de necesidad…

La caridad es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión. «A partir del “amor social” es posible avanzar hacia una civilización del amor a la que todos podamos sentirnos convocados. La caridad, con su dinamismo universal, puede construir un mundo nuevo, porque no es un sentimiento estéril, sino la mejor manera de lograr caminos eficaces de desarrollo para todos» (FT, 183). La caridad es don que da sentido a nuestra vida y gracias a este consideramos a quien se ve privado de lo necesario como un miembro de nuestra familia, amigo, hermano. Lo poco que tenemos, si lo compartimos con amor, no se acaba nunca, sino que se transforma en una reserva de vida y de felicidad. Así sucedió con la harina y el aceite de la viuda de Sarepta, que dio el pan al profeta Elías (cf. 1 R 17,7-16); y con los panes que Jesús bendijo, partió y dio a los discípulos para que los distribuyeran entre la gente (cf. Mc 6,30-44). Así sucede con nuestra limosna, ya sea grande o pequeña, si la damos con gozo y sencillez.

Vivir una Cuaresma de caridad quiere decir cuidar a quienes se encuentran en condiciones de sufrimiento, abandono o angustia a causa de la pandemia de COVID-19. En un contexto tan incierto sobre el futuro, recordemos la palabra que Dios dirige a su Siervo: «No temas, que te he redimido» (Is 43,1), ofrezcamos con nuestra caridad una palabra de confianza, para que el otro sienta que Dios lo ama como a un hijo. «Sólo con una mirada cuyo horizonte esté transformado por la caridad, que le lleva a percibir la dignidad del otro, los pobres son descubiertos y valorados en su inmensa dignidad, respetados en su estilo propio y en su cultura y, por lo tanto, verdaderamente integrados en la sociedad» (FT, 187). Queridos hermanos y hermanas: Cada etapa de la vida es un tiempo para creer, esperar y amar. Este llamado a vivir la Cuaresma como camino de conversión y oración, y para compartir nuestros bienes, nos ayuda a reconsiderar, en nuestra memoria comunitaria y personal, la fe que viene de Cristo vivo, la esperanza animada por el soplo del Espíritu y el amor, cuya fuente inagotable es el corazón misericordioso del Padre. Que María, Madre del Salvador, fiel al pie de la cruz y en el corazón de la Iglesia, nos sostenga con su presencia solícita, y la bendición de Cristo resucitado nos acompañe en el camino hacia la luz pascual.

Roma, San Juan de Letrán, 11 de noviembre de 2020, memoria de san Martín de Tours.

Cobro de cuotas 2021

Informamos a nuestros hermanos que tienen la cuota de hermano domiciliada que entre los días 12 y 15 de febrero se realizará el cargo correspondiente en la cuenta bancaria facilitada para tal efecto. Así mismo, a partir de próximo día 8 de febrero comenzará la cobranza para aquellos hermanos que no tienen la cuota domiciliada y que el cobrador debe desplazarse a su domicilio. La Junta de Gobierno, sensibilizada con la crisis sanitaria y económica que asola nuestro país, ruega que, si algún hermano no puede hacer frente al pago de la misma por motivos económicos, contacte con nosotros a través de este medio con el fin de estudiar su situación y poder ofrecerle una solución.

Comunicado Asociación de Cofradías

Ante la persistencia de la gravedad de la pandemia de la COVID-19, siguiendo las instrucciones y recomendaciones de las autoridades sanitarias, de la disposición del Gobierno de Estado de alarma y en común acuerdo con nuestro Obispado y Ayuntamiento, los Hermanos Mayores que componen esta Asociación de Cofradías de Semana Santa de Ciudad Real, hacemos publica la decisión de suspender todas las salidas procesionales de la próxima Semana Santa. Animando a todas las Hermandades a fortalecer la vinculación con nuestras parroquias, para vivir la Semana Santa, trasladando a los fieles el sentimiento y la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.